Desde hace tiempo las grandes ciudades se han convertido en artículos de consumo, buscando una ciudad ejemplar, perfecta, diseñada, limpia, en la que el individuo consuma, transite, no se revele y de buena imagen. Apareciendo leyes que censuran lo público e intentando controlar, mermar y apagar todo tipo de espontaneidad.
Ya en 2002 se creó la ley anti-botellón creada como consecuencia del ruido y suciedad que generaban los jóvenes. En el trasfondo de esta ley estaba ese miedo institucional al movimiento autónomo. De repente los jóvenes habían inventado un método de ocio alternativo, un nuevo uso de lo público, espontáneo y autoorganizado.
En la actualidad, cada vez todo más controlado, el ocio se intenta limitar a bares, terrazas y discotecas, todo de pago y bien controlado, criminalizando cualquier acto autogestionado e improvisado, ya sea una rave o un cumpleaños en el Parque del Retiro, promoviendo una ciudad modélica, perfecta de gente en tránsito, que no cree conflicto.
Ante esta domesticación planteada por urbanistas, políticos y empresarios en busca de un espacio amable, cordial y controlado, se contraponen los grupos de personas que desobedecen las directrices dadas, ofreciendo nuevos usos y otros modelos alternativos de ocio.
La instalación para “Alqvimia Warehouse” en su IV edición de eventos en localizaciones secretas donde se fusiona la música electrónica y el arte, consistió en colocar por diferentes puntos del espacio una cinta de balizar con la frase “Party zone” haciendo referencia a esos otros modelos alternativos de ocio no regidos por la institución.
For a long time, large cities have become consumer goods, looking for an exemplary, perfect, designed, clean city, in which the individual consumes, travels, does not reveal himself and has a good image. Appearing laws that censor the public and trying to control, reduce and turn off all kinds of spontaneity.
Already in 2002 the anti-botellón law was created as a result of the noise and dirt generated by young people. In the background of this law was that institutional fear of the autonomous movement. Suddenly the young people had invented an alternative leisure method, a new use of the public, spontaneous and self-organized.
At present, everything is more and more controlled, leisure is limited to bars, terraces and discos, all paid and well controlled, criminalizing any self-managed and improvised act, be it a rave or a birthday in the Retiro Park, promoting a model city, perfect for people in transit, that does not create conflict.
Faced with this domestication proposed by urban planners, politicians and businessmen in search of a friendly, cordial and controlled space, the groups of people who disobey the given guidelines are opposed, offering new uses and other alternative leisure models.
The installation for “Alqvimia Warehouse” in its IV edition of events in secret locations where electronic music and art merge, consisted of placing a beacon tape with the phrase “Party zone” at different points in the space, referring to those others alternative leisure models not governed by the institution.